miércoles, 17 de octubre de 2012

Reeducación de los "Hooligans"


El fútbol. Ese gran deporte que mueve millones de personas en todo el mundo. Ese, que tanto engancha entre las aficiones. Ese precioso espectáculo, por el cual somos capaces de dejarlo todo por un par de horas. Pero como todo cuento, tiene que haber un villano, un malo malísimo, inventado y creado para destruirlo todo. Sí, me refiero al ogro, a ese que nadie quiere ni ver, a ese que haga lo que haga todo lo hace mal. En efecto, no puede ser otro que el señor colegiado.
                                                   
Y es que es impresionante cómo tanta gente puede llegar a odiar tanto a una persona, por el simple hecho de intentar aplicar unas leyes, sin las cuales el fútbol no existiría. Porque cuando pierde "mi equipo" es mucho más fácil echar la culpa a uno, que a once. Es más fácil culpar al que más ruído hace en un terreno de juego, por sus continuas y molestas intervenciones con un silbato. Y ya que "mi equipo" pierde, pues me acuerdo de tú madre y de su profesión. Pero creo que es un caso perdido, la sociedad en este sentido está demasiado contaminada como para rectificar o corregir a estos seres, que para mí no merecen ningún respeto. Y es que, trato de mirarlo desde el punto de vista de todos. Yo personalmente, he tenido la suerte de poder vivir el árbitraje desde tres puntos de vista: de jugador, de espectador y de propio árbitro. Y hoy en día, sigo sin entender la mayoría de reacciones. Si, yo voy a Anoeta cada vez que puedo, y también me cabreo con algunas decisiones arbitrales. Pero del cabreo al odio hay un trecho muy grande, y no entiendo esa persecución a estos, y no lo olvidemos, seres humanos. Porque ese señor que corre por el césped, no ha hecho nada peor que cualquiera que esté contemplando sus acciones en un campo de fútbol. Al revés, sin su presencia, ¿alguien se ha preguntado cómo sería un partido de fútbol?


Y todo mejora con todo lo que se lee y escucha procedente de la prensa..." No, es que este árbitro no pita 4 penaltis al Granada, pero le pita 5 al Athletic", o " El árbitro tiene miedo, no se ha atrevido a pitar ese penalti porque tiene miedo". O mi favorita, " mira ese árbitro, que pinta de chulesco y prepotente". Claro, un árbitro siempre tiene conspiraciones preparadas, tratos de favor con gente simpática, o símplemente órdenes de arriba para acabar con la competición.  Nunca puede ser que realmente esos 4 penaltis que no se han pitado al Granada, es porque realmente no ha habido nada, o símplemente que el árbitro no los ha visto. Porque ha nadie se le ocurre pensar tampoco, que en la televisión existen 20.000 repeticiones desde ángulos diferentes, el árbitro sólo tiene una jugada, y un ángulo de visión...

Pero no quiero extenderme más con eso, ya que es un caso perdido. Lo realmente alarmante, es que esta práctica tan habitual en todos los campos de fútbol, comienza desde la categorías más inferiores. Realmente, estos casi 5 años que llevo arbitrando, lo que más me ha impactado son esos partidos de chavales de 11-12 años, sin maldad alguna, con toda la ilusión de jugar al fútbol y en el que por pitar una de las cinco o seis faltas que se van a pitar en todo el partido, sean respondidas con sonoros insultos desde la grada. Si, los padres de estos niños son mucho peor que las 32.000 personas que acuden a Anoeta un fin de semana. ¿Qué pasa, a tu hijo le va la vida en ello? ¿Alguien realmente ha pensado en su educación? Yo también he jugado con 11 años, y las escénas que he llegado a ver por los campos de fútbol son realmente preocupantes. Yo, con 12 años de portero, he llegado a tener padres del equipo contrario detrás de la portería insultándome.

El tema de los padres maleducados y "maleducadores" ya fue tratado en su día y publicado en una entrevista del DV.

Y hay un momento en el que se comenta, una posible sanción para estos padres. Sinceramente, creo que en categorías inferiores, eso no sería tan difícil de controlar, y sería un paso adelante importante. Echarles del campo con una importante multa, por ejemplo.Y no, ya no hablo desde el punto de vista de árbitro, eso ya no me afecta. Hablo como futuro (espero) profesor y educador de esos niños. Porque me parece vergonzoso que se permita insultar a una persona con tanta impunidad, pero me parece mucho más repulsivo, el hecho de que se haga delante de unos niños cuyo objetivo es pasárselo bien durante un rato. Porque no nos engañemos, si un niño ve a su padre llamarle de todo a un árbitro, ese niño en el futuro más próximo va a hacer lo mismo.

Sinceramente, llevo mucho tiempo pensando en este asunto, y es algo que sinceramente me preocupa muchísimo. Alguna vez me ha tocado a mí enfrentarme a algún padre, mientras yo entrenaba a su hijo en un equipo escolar, por llamarle "hijo de puta" a un árbitro, en un partido de niños de ... ¡¡¡entre 8 y 9 años!!!
Si no se pone una solución ya, esto va a ir a peor. Y es que la educación de muchos padres deja mucho que desear. Luego la culpa la tendrá el profesor del colegio, o ese amigo tan problemático que tan mala influencia es para mi hijo. Pero los padres, sin saberlo, son un principal influyente en la educación de los hijos. En su etapa de crecimiento son con los que más tiempo pasa, y son los que mejor ejemplo deben dar. Por eso, creo que la reeducación de estos "Hooligans" es más que indispensable...


Para acabar, muestro este video de la temporada pasada en uno de los partidos de las categorías inferiores. Como se vé, no sólo los padres necesitas una reeducación, algunos entrenadores dejan mucho que desear. Deberían prohibirles entrar a un campo de fútbol, al menos con tanto niño cerca...